Peck Scott,
El camino menos frecuentado:
aprender a vivir con la vida (J’ai lu, 1990)
(Análisis por el Dr. Patrice Eon)
La obra de Scott Peck se escribió en 1978, el autor es un psiquiatra americano de orientación analítica que no hace distinción entre lo espiritual y lo mental, y ninguna distinción entre evolucionar espiritualmente y evolucionar mentalmente; para él es la misma cosa. Piensa que la evolución personal implica un trabajo complejo y difícil que dura toda la vida y considera que la psicoterapia puede ser una ayuda sustancial pero que no es fundamental. Se sitúa fuera de toda corriente dogmática, no se declara ni Freudiano, ni Jungiano, ni Adlériano y defiende la pluralidad de las opiniones hacia la evolución espiritual.
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La primera parte de su obra se consagra a la disciplina.
Considera ésta como una herramienta de base de la que disponemos para aprender a enfrentar los problemas y a solucionarlos con éxito para enriquecerse y evolucionar. Es gracias a la disciplina que el hombre puede enfrentarse a sus problemas y a sus resoluciones y gracias a las dificultades de la vida que evolucionamos mentalmente y espiritualmente. La gente sabia sabe, no solamente, no tener miedo de sus problemas, sino que los acepta totalmente con el sufrimiento que implican.
Para él, la mayoría de los hombres tienden a esquivar las dificultades de la vida más bien que afrontarlas; considera con Jung que la neurosis es siempre una substituta de un sufrimiento legítimo.
El objetivo de Scott Peck consiste pues en elaborar una manera de abordar el dolor de manera constructiva. Propone para eso cuatro técnicas de disciplina: retrasar la satisfacción, aceptar la responsabilidad, consagrarse a la verdad, y encontrar el equilibrio. Volveremos de nuevo sobre cada uno de estos puntos para desarrollarlos.
Considera que la mayoría de la gente es incapaz de retrasar una satisfacción, hasta cierto punto, lo quiere inmediatamente todo; sólo, una minoría es capaz de diferir la satisfacción de un deseo lo que sería el testimonio de una determinada madurez. De eso, hace el principio de una auto disciplina. Para que los niños puedan desarrollar esta capacidad de retrasar la satisfacción, es necesario que tengan modelos de auto disciplina: un sentido de su propio valor, una confianza en la seguridad de su existencia. Estos tesoros se han adquirido gracia al amor auténtico profundo y disciplinado ofrecidos por los padres; Scott Peck piensa también que la mayoría de los hombres tienden a diferir la aproximación a sus problemas esperando que éstos desaparezcan de ellos mismos; evidentemente, los problemas no desaparecen, se debe enfrentarlos si no siguen siendo una barrera para la evolución y el desarrollo del espíritu. Nos invita pues a elegir sufrir ahora esperando que la satisfacción vendrá más tarde, más que seguir aprovechándose de la satisfacción presente esperando que el sufrimiento futuro no sea necesario.
La segunda técnica, por lo que se refiere al control del sufrimiento, consiste en aceptar la responsabilidad. Es necesario en efecto aceptar asumir la responsabilidad de un problema antes de poder solucionarlo. Para Scott Peck, muchos intentan evitar el dolor proyectando la causa sobre su ambiente, deshaciéndose de la responsabilidad de la resolución de éste sobre otros. Considera que los neuróticos asumen demasiada responsabilidad mientras que la gente que sufre de trastornos de la personalidad no asume suficientemente; insiste en el hecho de que es más fácil trabajar en psicoterapia con neuróticos que se consideran culpables que con personas que sufren de trastornos de la personalidad que no se sienten responsables de su situación.
La tercera técnica de disciplina, es el culto de la verdad. Para él, la verdad es la realidad y nuestra manera de comprender la realidad es subjetiva; nuestra visión del mundo es como un mapa sobre el cual podemos determinar los territorios de nuestra vida. No nacemos con un mapa, debemos dibujarlo, no es una cosa fácil y más si persistimos en nuestros esfuerzos de percibir la realidad, más nuestro mapa pasa a ser amplio y preciso. A continuación Scott Peck insiste en la necesidad de volver a dibujar este mapa en función de las circunstancias de la vida. Cuando se ha pasado mucho tiempo, valerosamente esforzado a dibujar un mapa adecuado que parece utilizable y que se enfrenta a nuevas informaciones que lo invalidan, se da cuenta de la necesidad de reiniciarlo. El esfuerzo es doloroso, puede ser tremendo y espantoso. Gastamos pues a menudo mucha más energía para defender un mapa expirado que la que habría sido necesaria para revisarlo. Hace a continuación un paralelo entre la situación de transferencia y la imagen de un mapa expirado. Para él, la transferencia es un conjunto de percepción, una aproximación al Mundo y un comportamiento desarrollado durante la infancia que se transfiere en la edad adulta donde no es ya utilizable. Insiste en el hecho de que es muy difícil deshacerse de un comportamiento que fue eficaz. Piensa en efecto que un desorden neurótico es a menudo un anacronismo. Es la reproducción en el presente de comportamientos infantiles que son adecuados cuando se establecen por primera vez, que se repiten de manera iterativa a lo largo de la vida sin nunca volverse a poner en cuestión. Así pues, dedicar su vida a la verdad consiste en una puesta en cuestión permanente y rigurosa. Dedicar su vida a la verdad, es aceptar de ponerla en cuestión; la única manera de estar seguro que nuestro mapa de la realidad es bueno es exponerlo a la crítica y al desafío de los otros cartógrafos. La empresa de la psicoterapia es una puesta en cuestión deliberada de sus verdades de la infancia. Scott Peck considera que los pacientes en terapia son, contrariamente a la imagen estereotipada, gente más fuerte y más sana que la media en la medida precisamente en que aceptan volver a poner en cuestión sus verdades infantiles. Scott Peck considera la psicoterapia como un atajo legítimo y a menudo descuidado hacia la evolución espiritual.
El equilibrio es la cuarta técnica de disciplina.
El equilibrio es la disciplina que nos da la flexibilidad; una parte importante del trabajo en psicoterapia consiste en ayudar a los pacientes a convertir su sistema de respuesta en más flexible es decir encontrar el delicado equilibrio entre los corrientes conflictos tal como las necesidades, los objetivos, los deberes, las responsabilidades, los órdenes, etc.… y la esencia de esta disciplina de equilibrio es la renuncia. Para que una terapia salga bien, es necesario poder abandonar una parte su antiguo mi. Para Scott Peck, la depresión es el sentimiento que se asocia al proceso de renuncia a algo que debe gustarse. Para él, los humanos, mentalmente sanos, deben evolucionar. El abandono del antiguo mi, forma parte integrante de la evolución espiritual y mental. La depresión es un fenómeno normal y básicamente simple. La depresión indica en este caso hipotético, la inminencia de cambio principal obligatorio para una adaptación exitosa y evolutiva. Es renunciando a su mi que los humanos pueden encontrar en la vida la alegría más durable, la más sólida, y la más extática; es la muerte que da a la vida todo su sentido. El proceso de renuncia a mí es para la mayoría una progresión en la cual se encamina por etapa. Scott Peck plantea a continuación la cuestión de si es posible en esta vida liberarse del dolor emocional. Contesta de manera moderada, sí por que una vez el sufrimiento completamente aceptado, para de cierta manera de ser doloroso, sí por que una práctica sin interrupción aumentada en la disciplina trae al conocimiento profundizado de que una persona espiritualmente evolucionada domina la situación en el mismo sentido que un adulto domina a un niño. Pero responde también, no por que haya una gran falta de eficacia en el mundo, o un vacío que debe ser colmado. Scott Peck piensa que una manera de medir el tamaño de alguien es medir su capacidad para sufrir y nos avisa que si nuestro objetivo es evitar el dolor y escaparse del sufrimiento, él no nos aconseja pretender a elevarnos en la conciencia y a evolucionar espiritualmente.
Insistiré en el punto siguiente, Scott Peck nos dice que es necesario ya tener algo para poder abandonarlo. No se puede abandonar alguna cosa que no se tiene. Es necesario pues forjarse una identidad antes de renunciar. Esto reanuda la idea que había desarrollado en mi texto sobre el Psicoanálisis y la Espiritualidad: antes de realizar una gestión espiritual, es necesario haber construido su identidad de manera sólida, acaso con un planteamiento de psicoterapia para poder a continuación abordar el ámbito de la Espiritualidad. Para el autor, las técnicas de base mencionadas arriba, practicadas sin cesar y profundamente, son ellas solas suficientes para permitir al experto de la disciplina o al discípulo evolucionar espiritualmente hacia las más altas cumbres.
La segunda parte de la obra de Scott Peck se consagra al amor.
Considera que el amor es lo que motiva e instiga a la disciplina indispensable para la evolución espiritual. Define el amor como la voluntad de sobrepasarse en el objetivo de alimentar su propia evolución espiritual o la de algún otro. Considera que es imposible hacer evolucionar a otros sin evolucionar espiritualmente uno mismo. El sentido de la palabra voluntad en su definición del amor es el de un deseo de una intensidad suficiente para ser transformada en acción. Para el autor "caer enamorado" es una experiencia específicamente erótica, es también una experiencia inevitablemente temporal ya que pronto o tarde la pasión se apaga; esto no significa que dejamos de gustar sino simplemente que el sentimiento de amor extático termina siempre por esfumarse. Caer enamorado permite temporalmente escaparse al sufrimiento de la soledad y el hundimiento temporal de las fronteras del mi vivido por la mayoría de nosotros como una experiencia extática, él si mismo y el ser querido hacemos solo uno, la soledad no existe ya. Pero pronto o tarde en respuesta a los problemas de la vida diaria, el individuo va a reafirmarse; entonces cada uno por su parte, en la intimidad de su corazón toma amargamente conciencia que no hace uno con el ser gustado.
Una a una, poco a poco o brutalmente, las fronteras del mi se restablecen; la pasión se apaga. De nuevo, los enamorados son individuos separados y es en ese momento van o a disolver los vínculos que los unían, o comenzar el trabajo del verdadero amor. Afirmando que es cuando la pasión desaparece que los socios pueden comenzar a gustarse realmente, el autor afirma que el verdadero amor no encuentra sus raíces en el sentimiento de ser enamorado. Caer enamorado no es un acto de voluntad. Esto no implica el adelantamiento de sus propios límites o sus fronteras, es simplemente su hundimiento parcial y temporal. El amor verdadero es para el autor una experiencia de enriquecimiento duradera contrariamente a la pasión.
Caer enamorado supone pues el hundimiento de las fronteras del mí y es una respuesta estereotipada del humano en un conjunto de impulsos internos y estímulos externos que son sexuales y que sirven para aumentar la probabilidad del acoplamiento a fin de garantizar la supervivencia de la especie. El mito del amor romántico aparece al autor como una terrible mentira. La verdadera aceptación de la individualidad de cada uno, en este caso de la suya propia y de la de otro es la única base sobre la cual un matrimonio maduro puede construirse y el verdadero amor puede desarrollarse.
El autor considera la pasión como muy cerca del verdadero amor que implica el sobrepaso de los límites de las fronteras del mí. Llama cathesis el proceso de atracción de inversión y de compromiso que empuja el futuro enamorado fuera de sus fronteras personales. Esto consigue una extensión progresiva de nuestro mi a una incorporación del mundo exterior y a un desarrollo, a un estiramiento y a adelgazamiento de las fronteras del mí. Cuando en vez de unirse temporalmente y de manera irreal con un único objeto gustado, nos fundimos realmente y más duraderamente con una gran parte del Mundo entonces una unión mística con este último puede entonces ser establecida.
Es la diferencia entre la experiencia de las cumbres, cuando se cae enamorado, y lo que Abraham Maslow llama la experiencia de la meseta. La cima no se percibe furtivamente, luego perdida de vista, es conseguida para siempre. Hace del orgasmo una experiencia de hundimiento temporal de las fronteras del mí, que entonces se pierde en el tiempo en el espacio, fuera de sí, transportado haciendo solo uno con el universo pero solamente durante algunos segundos.
El autor describe la unidad duradera con el universo como siendo asociado al amor verdadero y la compara a la unidad momentánea experimentada en el momento del orgasmo al estado enamorado. Define el misticismo como una creencia en la realidad que es un conjunto, una unidad. La realidad no puede ser conocida sino por la experiencia de la unidad, vivida al precio de una renuncia a las fronteras del mí.
Los Hindúes y los Budistas consideran que el niño, antes del desarrollo de las fronteras del mí, conoce la realidad mientras que el adulto no la conoce. Precisan también que las fronteras del mí deben endurecerse antes de ser suavizadas. Una identidad debe establecerse antes de superarse. Debe encontrarse uno mismo antes de poder perderse.
El Nirvana o la verdadera evolución espiritual no pueden ser alcanzados sino por la práctica continua del amor verdadero. Dos personas no se aman realmente hasta que son capaces de vivir una sin otro y eligen vivir juntas. El autor considera que si nuestro objetivo en la vida es hacernos amar, fallaremos. La única manera de asegurarse el amor es ser digno de amor. Y este objetivo no puede alcanzarse cuando el objetivo de nuestra existencia consiste en ser amado pasivamente. Sigue, una larga descripción de los pares pasivo-dependientes viviendo por apuntalamientos recíprocos y que no pueden desarrollar un verdadero amor.
Considera que la dependencia pasiva toma su fuente en la falta de amor, en particular en la infancia. Los pasivos dependientes tienen una mentalidad de dopados y bombean la energía de su interlocutor. Esta dependencia que puede aparecer como amor, es en realidad una forma de antiamor que toma su fuente en la falta de amor parental y lo perpetúa. El amor implica un cambio del individuo pero en el sentido de un sobrepaso más bien que el de un sacrificio. El amor amplía el mi y lo llena más bien que lo vacía.
El amor es al mismo tiempo egoísta y generoso. En el caso del amor verdadero, el objetivo es siempre la evolución espiritual. Para el autor, el amor no es un sentimiento es una acción. Cuando afirmamos que el amor es un sentimiento, confundimos cathexis y amor; un individuo dependiente teme en general la evolución espiritual del esposo ‘cathectado’. El amor verdadero implica el compromiso y la sabiduría cuando nos preocupamos de la evolución espiritual del ser amado, somos conscientes que nuestro compromiso frente a él es necesario para darle la prueba activamente de nuestro interés y que su ausencia puede ser dañina. El amor es pues una forma de trabajo o bien una forma de valor. Es el valor o el trabajo que tiene por objetivo la evolución espiritual. Si una acción no es ni del trabajo ni del valor, no es un acto de amor. Uno de los principales aspectos que puede tomar el acto de amor es la atención. El amor es un fenómeno a doble sentido por el cual el receptor da y el donante recibe; estar atento al otro a su escucha es una manera de amar otro, es necesario para eso poner entre paréntesis de manera temporal sus prejuicios, sus referencias, sus deseos para entender del interior el mundo de su interlocutor; puesto que la verdadera escucha es un acto de amor, no puede ser más conveniente que en la vida a dos. El autor pone sobre la cuenta de la escucha la mejora considerable que puede manifestarse al principio de terapia sobre la cuenta de la escucha, los pacientes están generalmente verdaderamente escuchando por primera vez. La calidad de la atención es proporcional a la intensidad de la concentración durante este plazo de tiempo. El acto de amor pide reaccionar contra la pereza por el trabajo o contra el miedo por el valor; el valor no es la ausencia de miedo sino la acción a pesar del miedo la reacción contra la resistencia que genera el miedo del desconocido. Para el autor, la mayoría de los pacientes en psicoterapia tienen dificultades para enfrentar claramente y libremente la realidad de la muerte. La muerte puede convertirse, como por Don Juan de Carlos Castañeda, nuestra aliada siempre temible pero fuente inagotable de sabios consejos. Cuando rechazamos la muerte es la naturaleza cambiante de las cosas que rechazamos y nos desviamos entonces inevitablemente de la vida.
Es solamente a partir del momento en que se cruzó la zanja hacia lo desconocido de la autenticidad del mi de la independencia psicológica y de la individualidad que se es libre de avanzar hacia los caminos más elevados de la evolución espiritual, libre de manifestar su amor al más alto nivel. Las formas más elevadas del amor son libres elecciones y no actos de conformismo. Es nuestro sentido de responsabilidad que después del matrimonio nos permite conseguir la transición entre el amor loco y el amor verdadero. Los niños no pueden evolucionar hacia una madurez psicológica en una atmósfera donde lo imprevisible domina y donde son atormentados por el miedo de ser abandonados. Los matrimonios no pueden solucionar saludablemente los problemas universales del matrimonio sin tener la seguridad de saber que la confrontación de estos problemas no los destruirá. El autor habla a continuación de la necesidad para el psicoterapeuta de comprometerse de manera duradera y estable en la relación terapéutica y hace el momento en que el paciente comienza a manifestar su compromiso en la terapia como el cambio de dirección de ésta.
El autor habla a continuación de las confrontaciones inevitables en las parejas. Define dos maneras de enfrentarse a un ser humano, la primera es la de la arrogancia: tengo razón y tienes culpa, la segunda es el de la humildad. Esposos que se quieren deben poder enfrentarse para la evolución espiritual de los dos socios. La confrontación causada con amor forma parte integrante de todas las relaciones humanas exitosas e importantes. Ejercer su poder con amor pide un enorme trabajo. ¿Por qué autoridad superior estoy habilitado para decidir esto que es mejor para mi niño, mi esposo, mi país? ¿Quién soy para atreverme a creerme Dios? El autor afirma que cuando ejercemos nuestro poder, jugamos a ser Dios. Es solamente con la humildad del amor que los humanos pueden atrever a serlo; todas las relaciones de amor verdadero deben disciplinarse y entre los sentimientos que es necesario disciplinar, hay en primer lugar el cathexis, este sentimiento aporta una energía creativa pero si quiere convertirse en el amo el resultado no será el amor verdadero pero la confusión y la improductividad. El autor piensa que es necesario elegir a quien se quiere amar verdaderamente, la capacidad del receptor potencial de este amor para responder por la evolución espiritual es un elemento de esta elección. Una de las características principales del verdadero amor consiste en mantener y en fomentar la distinción entre si mismo y el otro. Las grandes uniones no pueden ser construidas entre seres aterrorizados por la soledad y que pretenden fundirse en el matrimonio. La evolución personal y la evolución de la sociedad son interdependientes pero están siempre e inevitablemente vinculados a los esfuerzos evolutivos individuales.
El autor hace del amor uno de los principales ingredientes necesarios para el éxito psicoterapéutico. Es el compromiso humano y la lucha, es la voluntad que tiene el terapeuta de sobrepasarse en el objetivo de abastecer la evolución espiritual de su paciente. La literatura psiquiátrica hace la diferencia entre los terapeutas que triunfan y los que no salen bien. La calidad de los que salen bien es el calor humano y su capacidad para comunicar. Si un psiquiatra o un psicoanalista no puede amar verdaderamente a su paciente, la curación profunda no tendrá legua. El autor precisa que es por amor hacia su paciente que los terapeutas no se autorizan a caer enamorados de ellos. Para el autor, toda relación de verdadero amor es una relación de psicoterapia mutua.
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Copyright Dr Patrice Eon - ultima puesta al día el 25 de febrero 2002
Copyright pour la traduction espagnole Chantal Vinyolas